jueves, 4 de enero de 2018

ANALISIS DE LA REALIDAD DE LA PARROQUIA “EL SAGRARIO”

1. Realidad socio económica:

Cuando en 1958 fue creada la Diócesis, la ciudad de Abancay era una tranquila y sosegada villa, con muy pocos de miles de habitantes.
El crecimiento de la ciudad se debe a los problemas sociopolíticos, hechos que por 25 años retrasaron el desarrollo del País. En efecto, la incursión de Sendero Luminoso provocó la migración de los campesinos a la ciudad.
Un ejemplo de ello es el nacimiento de la noche a la mañana en el año 1980 de lo que ahora es el Pueblo Joven Centenario. Al amanecer de un día, estaba lleno de carpas y chozas con techos de plástico.
La economía de la mayoría de los habitantes de Abancay es de nivel media baja. El negocio y las pequeñas ventas son el soporte principal de su sustento diario. Empresas grandes no existen, pero sí algunos comerciantes exitosos. También, muchos empleados.
Asimismo, la migración ha producido asentamientos humanos donde la pobreza y la miseria, juntamente con la promiscuidad son situaciones que agravan las familias y la convivencia pacífica.
Estos últimos años la ciudad crece para “arriba”, pues empiezan a construirse casas de varios pisos. Ello está dando trabajo a mucha gente –obreros de construcción civil–, quienes pueden educar a los hijos y acceder a mejores condiciones de vida.
La ciudad de Abancay está rodeada por más de cien barrios, a los que se ha llamado el cinturón de pobreza.
Las parroquias de Nuestra Señora de Guadalupe, San Miguel de Pueblo Joven, el Señor de la Exaltación de Tamburco y la Sagrada Familia de Condebamba son las jurisdicciones con más barrios emergentes.
Como la población crece a diario, los barrios del cinturón de pobreza de Abancay cuentan con escasos servicios básicos. Hace más de cinco años, la Iglesia Católica, a través de Cáritas Abancay instaló agua potable y desagüe en la mayoría de dichos barrios.
Asimismo, durante el shock económico de 1990, mediante los comedores populares, la diócesis de Abancay palió el hambre de miles de familias. En efecto, en cada sector de cada parroquia se formaron grupos de fieles que ayudaron con las “ollas comunes” y con los clubes de madres, hasta que las familias recuperasen cierta capacidad adquisitiva.
La labor social de la Iglesia Católica ha contribuido sustancialmente en el desarrollo económico de la Región, principalmente mediante Cáritas Abancay, y el Centro Médico Santa Teresa, hoy convertida en Clínica.

2. Educación y cultura

Abancay es una ciudad emergente, puerto atractivo para gentes de las provincias altas y para los distritos más próximos de Andahuaylas. El ser la capital de la Región de Apurímac trae como consecuencia un cierto centralismo de servicios e instituciones que la constituyen en importante.
Si bien es cierto que los gobiernos locales dicen que brindarán mejores condiciones de vida, esto está todavía lejos de producirse. Hace falta mejorar los servicios de limpieza, de agua y de saneamiento básico, que por lo menos tiene 50 años de funcionamiento. Con la caída de las lluvias, colapsan los desagües y las calles de Abancay se convierten en ríos fecales.

Asimismo, se entiende como falta de cultura el que la gente eche basura donde sea. Un referente de ello es la feria dominical.

En Abancay existen, además de tres universidades, centros superiores de estudios, colegios y escuelas. Esto trae a una gran concentración de estudiantes jóvenes, algunos muy exitosos. Muchos padres de familia no accedieron a los estudios superiores, pero sus hijos sí lo están haciendo. Podemos asegurar que se está dando un cambio generacional muy acelerado.
Por otro lado, los efectos sociales no siempre son alentadores, pues no pocos estudiantes viven en condiciones precarias, en cuartos alquilados y con una pésima alimentación. El colectivo más vulnerable son las mujeres y entre ellas las más jóvenes.


Existen centros educativos para todos los grupos sociales. Quienes poseen mejores condiciones económicas acuden a los mejores colegios. Los estudiantes que provienen de los distritos y pueblos rurales no siempre acceden a la mejor educación.
El Estado peruano está invirtiendo en mejorar las infraestructuras, pero eso no es todo. La capacidad de aprendizaje y la calidad de educación no coinciden. Los factores son muchos, pero los entendidos opinan que buena parte de los docentes no se identifican con su vocación y que las mismas familias no poseen capacidades para acompañar a sus hijos.
Los jóvenes están propensos a peligros distintos. En primer lugar no pocos de ellos viven solos, en cuartos alquilados, sin ningún tipo de control. La vida fácil, las discotecas, el alcohol, la drogadicción, el pandillaje  y la delincuencia juvenil son los peligros más constantes. De hecho ya existen barrios peligrosos, sobre todo en horas de la noche.
Otro factor que permite el facilismo y la vida lúdica, es que los jóvenes cuentan con escasos medios para la educación y para la sana diversión. Si bien es cierto que han proliferado campos deportivos de gras sintético, e incluso con escuelas de fútbol, también es verdad que no está al alcance de la mayoría, por los costos que ocasiona el alquiler.
Otra dimensión que exige ser analizada es que muchos leen muy poco o nada. Por su lado, el Internet, especialmente el Facebook y otras redes sociales son los refugios para una inmensa mayoría, especialmente gente joven. Asimismo, muchos hogares cuentan con Internet, pero los navegantes (los chicos) cuentan con poco o nulo acompañamiento de sus padres, con los peligros que dicha realidad conlleva.
También la normal y la sana convivencia familiar y matrimonial son débiles. La mayoría de los que se casan ya han convivido por años, sin ninguna preparación para la vida conyugal; con el tiempo, las parejas sufren dificultades porque no poseen instrumentos conceptuales y éticos para la convivencia y para la educación de los hijos.
La nueva civilización en que estamos inmersos valora más lo material, lo externo y lo superficial. Se cree que amar es sólo sentir algo por alguien y se rompen los matrimonios con mucha facilidad.

3. Ciudadanía, política y gobernabilidad:

Respecto a la cuestión política y gobernabilidad, los ciudadanos viven una especie de apatía. La corrupción y la burocracia son elementos negativos en casi todas las esferas de la sociedad y del gobierno.
En Apurímac existen proyectos de construcción, obras civiles, obras de saneamiento y de desarrollo, que por motivos desconocidos han entrado en arbitraje y una vez judicializados, simplemente no se ejecutan. La corrupción debería ser considerada como una de las lacras que más entorpecen el desarrollo de nuestros pueblos.
Los candidatos vociferan mil ofrecimientos, regalan gorras, polos, frazadas y se presentan como los salvadores de la Región. Pero la experiencia indica –al menos hasta ahora– que nunca han cumplido con lo prometido. Es más, una vez elegidas, las autoridades no gobiernan colegialmente.
Tanto en el Gobierno central como en los locales, igual que en las organizaciones de la sociedad civil y de varias ONGs existen intentos de orientar a la ciudadanía en temas de gobernabilidad y democracia, pero los colectivos sociales, como sindicatos y las asociaciones cuentan con poca predisposición. Es más, en mítines y huelgas, algunos dirigentes sociales han salido a defender los derechos de las masas populares, pero su liderazgo ha decaído en “candidatear” o han sido promocionados a puestos de gobierno, con lo que han olvidado sus principios.

4. Aspecto religioso de la parroquia:

La fiesta principal de la parroquia es el 7 de octubre, día en que se celebra la Virgen del Rosario, la patrona de la ciudad.
Según encuestas, un promedio del 90% de la población abanquina se declara católica; sin embargo, la asistencia a la Misa Dominical no llega al 5%. Otros grupos religiosos ganan terreno, pero la idiosincrasia de nuestro pueblo, en cuanto a la perseverancia y al cumplimiento de las promesas, es débil. Por esta razón muchos no perseveran en sus propósitos de cambio.
Hay católicos que “cambian de religión”, porque ignoran la doctrina cristiana y la Palabra de Dios. También hay algunos de los que abandonaron la fe o se declaran ateos, refiriendo que los sacerdotes y las autoridades religiosas les han brindado ejemplos poco edificantes.
Por su lado, la religiosidad popular está muy arraigada y existen variadas las devociones al Señor, a la Virgen y a los santos. Entre los sacramentales destaca su aprecio por el agua bendita. En las fiestas principales de la Navidad, la Cuaresma y la Semana Santa hay regular asistencia de fieles, especialmente a las procesiones.
En efecto, cuando llegan las festividades y los aniversarios, aflora con facilidad la religiosidad de la gente. Residentes de distintos pueblos y provincias celebran a su santo patrón y sus aniversarios con bandas de música, danzas de negrillos, huaylias; bombardas y fuegos artificiales… Dichas fiestas son festejadas “hasta las últimas consecuencias”; y no es raro que la cerveza sea el motor principal de sus desvelos.
Entre los que asisten a la Santa Misa dominical, hay muy pocos que tienen formación litúrgica y doctrinal. Hace falta pues crear el ministerio de animación litúrgica conformada por laicos.
Es muy buen signo que las instituciones públicas y privadas pidan misas de aniversarios, de difuntos y de devociones. Como dijimos antes, como tampoco también ellos están formados, la Misa es casi un monólogo del sacerdote y no es raro que sea un “número” más dentro de sus programaciones. Hay mucho que trabajar en este campo.
En cuanto al matrimonio y las familias, un buen porcentaje de ellos están rotos y encuentran escasos medios para remediarlo. Se entiende que las madres solteras sean el motor de sus hogares monoparentales, pues muchos padres han abandonado a sus hijos.
Por otro lado, la gran mayoría abraza el matrimonio sin estar preparado para afrontar la hermosa tarea de formar la familia. En el enamoramiento y en el noviazgo se confunde mucho el amor por la pareja, con el sentimiento.
Existen escasos criterios en cuanto a los valores de la convivencia. Igualmente debemos decir en cuanto se refiere a la educación de los hijos.
Entre los sacramentos que más se imparten, además de la Santa Misa, son los del bautismo y la confirmación. Respecto al Sacramento de la Penitencia, los sacerdotes de la parroquia siempre están dispuestos a atender a los fieles. Hay confesiones todos los días, principalmente durante las eucaristías.
Finalmente, contamos con escasos catequistas y evangelizadores. Los laicos todavía no han tomado conciencia de que la formación doctrinal les corresponde a ellos, y tienen escasa identificación con la Parroquia.


5. Los grupos parroquiales y los agentes de pastoral:


En la parroquia “El Sagrario” de Abancay, existen al menos veinte grupos parroquiales. Un aproximado de 300 fieles pertenecen a dichos grupos. Lo interesante del tema es que todos tienen deseos de recibir formación doctrinal, espiritual y misionera. De parte de la parroquia no contamos con suficientes agentes para brindarles dicha ayuda. Ahora estamos en el proceso de asignarles un director (a) espiritual y programar su formación, principalmente doctrinal.
El 2 de febrero de 2014, Mons. Gilber Gómez, Obispo de Abancay, esbozó las tareas y los deberes del párroco. Manifestó que se debe poner “empeño en la formación católica de todos los feligreses, y más de aquellos que forman parte de los grupos parroquiales y apostólicos. Coros y grupos deben ser una 'escuela de oración', tener un tiempo de formación, llevar una tarea apostólica y caritativa. (El Papa nos habla de una 'Iglesia en salida', que sale a las periferias a evangelizar, para que la casa de Dios se llene de invitados (Lucas 14,23ss). No somos católicos para nosotros mismos”.
Después de este somero análisis de la realidad parroquial, presentamos los trabajos pastorales a realizarse y diversas actividades durante un quinquenio.

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Historia

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